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  • Dossier: "La muerte de la ciencia política"
    Núm. 14 (2007)

    Presentación de Temas y Debates Temas y Debates reproduce en este número el dossier titulado “La muerte de la ciencia política”, que fuera originalmente publicado por la Revista Metapolítica. La mirada limpia de la política, Vol. 10,  Nº 49, editada en la ciudad de  México. En primer término queremos agradecer la gentileza del Prof. César Cansino quien –como director de esa Revista– y de manera totalmente desinteresada, nos autorizara a efectuar esta publicación.El debate que recogemos en estas páginas está directamente relacionado con los interrogantes e inquietudes expresadas por Giovanni Sartori con relación al desarrollo reciente de la Ciencia Política. Con la preparación de este dossier, aspiramos a promover este debate –por demás necesario– en nuestro medio con la intención de indagar sobre el estado general de la disciplina y los alcances y aportes de sus diversos paradigmas.Este dossier reproduce con fidelidad los artículos incluidos en el original de  Metapolítica firmados por César Cansino, Angelo Panebianco, Danilo Zolo, Esteban Molina, Philip Oxhorn, Mauricio Saldaña Rodríguez e Israel Covarrubias. Incluye además un artículo solicitado especialmente a Cecilia Lesgart, sobre la evolución y situación actual de la Ciencia Política en Argentina. Nuestro deseo es que esta publicación sirva para alentar un intercambio respetuoso y productivo de opiniones y debates entre colegas del ámbito nacional e internacional. El mismo será acogido con beneplácito y encontrará sin duda un espacio en las páginas de Temas y Debates.   Presentación de Metapolítica En un ensayo reciente titulado “Where is Political Science Going”, el politólogo más famoso del mundo, Giovanni Sartori, estableció de manera tajante que la disciplina que él contribuyó a crear y desarrollar, la ciencia política, perdió el rumbo, hoy camina con pies de barro, y al abrazar con rigor los métodos cuantitativos y lógico-deductivos para demostrar hipótesis cada vez más irrelevantes para entender lo político, terminó alejándose del pensamiento y la reflexión, hasta hacer de esta ciencia un elefante blanco gigantesco, repleto de datos, pero sin ideas, sin sustancia, atrapada en saberes inútiles para aproximarse a la complejidad del mundo.Nadie con más autoridad moral que Sartori podía hacer este balance autocrítico y de apreciable  honestidad intelectual sobre la ciencia política. No obstante, las afirmaciones del “viejo sabio” generaron un auténtico revuelo en todas partes. En México, por ejemplo, muchos politólogos se atrevieron a poner en duda con gran desfachatez y desparpajo las afirmaciones del Maestro. En particular, este debate se ventiló en ocasión de la traducción de este admirable artículo en una revista publicada por el CIDE (Política y Gobierno) y que se abroga el mérito de ser la publicación más científica, rigurosa, cuantitativista y especializada en ciencia política del país, partidaria de las corrientes que hoy hegemonizan la disciplina, como la racional choice, la teoría de juegos, la econometría, etcétera, en una mala copia de los journals más serios y reconocidos de Estados Unidos. El hecho es que al traducir y publicar el artículo de Sartori, esta revista, principal promotora en México de la ciencia política que el politólogo italiano critica, queda muy mal parada. De ahí que su reacción inmediata fue descalificar las tesis de Sartori antes que concederle algún mérito para el bien de la propia ciencia política.Tal parece, a juzgar por este debate, que los politólogos defensores del dato duro y los métodos cuantitativos, introductores y divulgadores en México de los modelos y esquemas supuestamente más científicos de la disciplina, denostadores a ultranza de todo aquello que no soporte la prueba de la empiria y que no pueda ser formalizado o matematizado, prefieren seguir alimentando una ilusión sobre los méritos de la ciencia política antes que iniciar una reflexión seria y autocrítica de la misma, prefieren mantener su estatus en el mundo académico antes que reconocer las debilidades de los saberes producidos con esos criterios, prefieren descalificar visceralmente a Sartori antes que confrontarse con él en un debate de altura.El hecho es que, a pesar de lo que estos científicos puros quisieran, la ciencia política actual está en crisis. El diagnóstico de Sartori es en ese sentido impecable. La ciencia política hoy, la que estos politólogos practican y defienden como la única disciplina capaz de producir saberes rigurosos y acumulativos sobre lo político, no tiene rumbo y camina con pies de barro. Esa ciencia política le ha dado la espalda a la vida, es decir la experiencia política. De ella sólo pueden salir datos inútiles e irrelevantes. El pensamiento político, la sabiduría política, hay que buscarla en otra parte ¡Adiós a la ciencia política! M (Metapolítica).
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